En la plaza quemado por el sol




Hoy me fui a sentar a la plaza
de mi barrio,
y mi pierna la quemaba el sol
la misma pierna que me duele día a día
cuando camino por la pieza húmeda
que da al jardín de todos mis inviernos.

Me senté en un banco verde
como son todos los bancos
de las plazas de este Chile,
verde musgo carcomido.

Miré a mi alrededor
los arboles negruzcos
siempre están desesperados
con su ramas
que parecen brazos torcidos
clamando al cielo.

Los niños
jugaban como siempre
y las vecinas jóvenes o viejas
rondaban el Liceo
esperando que salieran
escolares vestidos de azul
en su algarabía cotidiana.

El loco de la plaza
siempre está sentado
ya sea hablando
por un teléfono celular
de palo
o gritándole a los viejos
y a los perros.

Me senté en la plaza,
nunca lo había hecho
prendí un cigarro suelto
desvencijado,
y sin quererlo al ver
una pequeña abeja
caminando en el cemento
me encontré con mi mirada
con mis sueños.

Vagar por arena, entre arrecifes
mirar el mar
sonsacarle sus historias y naufragios
caminar cuesta arriba hacia la casa
leer acaso un poema de García Lorca
o de Machado
calentar el agua del mate amargo
en un brasero
contar las gotas de rocío
sobre el ventanal que da a la playa.

Juntar mis hojas más preciadas
mis libros sin pegamentos ni portadas
comenzar nuevamente a trabajarlos
como quien rehace su vida y su mirada.

Para al fin en algún tiempo
cuando este viejo, quizás solo
quizás enfermo
(eso nunca se sabe realmente)
taparme con lanudas frazadas
de Tomé o del sur de este Chile
abandonado .

Cubrirme bien las piernas
y los pies entumecidos
conversar con algún joven poeta
en mi covacha,
decirle que no viva
demasiado preocupado
ni que haga de su recorrido
un trago amargo.

Que a pesar
de que su corazón
puede latir como le plazca
rodeado de amores y de afrentas,
la poesía lo obligará una y otra vez
a mirar la realidad de frente
sin reparos.

Que eso ya es bastante
no es necesario
además condimentarlo
con sufrimientos de segunda mano.

Eso pensé hoy por la mañana
cuando me senté
en un banco de la plaza
a mirar la vida de mi barrio.

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