No cambié el marxismo por la neurociencia
No cambié el marxismo por la neurociencia
no pertenezco a ninguna secta
pues no cambié una mirada por otra
para hacerle reverencias,
yo siempre he tenido una sola mirada
la que mis pupilas y mi piel tienen
no cambié quemar el sillón
por sentarme en él
yo siempre me he sentado en sillas
y nunca compré un berger,
no cambié mi bandera roja y negra
por otra bandera sin el negro
ni mi bandera palestina,
por monedas del comercio
siempre he tenido muchas banderas
que no las uso para mostrarlas
sino para irlas zurciendo
una tras otra
a mi pecho y a mi corazón
y también me he dedicado a vender
para alimentarme y escribir,
no cambié una mujer por otra
pues no son cosas
sólo que el amor ha golpeado
porfiado con sus nudillos bellos
y no le he cerrado nunca la puerta,
no cambié amigos por otros
pues tengo pocos y casi siempre
son los de siempre
y los nuevos
son una especie de reencarnación
de mis amigos muertos,
no cambié nada por nada
ni todo por todo
pues soy la continuidad de mí mismo
el de siempre
y el de nunca jamás
el que llora y ríe a gritos
el que no se deja vencer,
y el que se acuesta
quemándose al sol
a la orilla de la playa, desnudo
con quince años
un cigarro en la mano
y algo para beber.
