Pensando en la micro o conversaciones con Christiano Dibujista


Fesal Chain

Hace varios días iba en la micro pensando que con la muerte de Sábato, todo el puto y jodido mundo (así pensaba en la micro) daba loas a Sábato más bien como moda y que nadie conocía a Rodolfo Walsh. Esto a propósito de que finalmente los típicos hombres medios siempre eran las caras visibles de la vida y los reconocidos en el arte o en la escritura.

Sábato le dio la mano a Videla y después fue Presidente de la Comisión de Derechos Humanos que hizo el Informe contra la dictadura militar argentina (que difícil explicar una reflexión que duró unos minutos como monólogo interior), entonces yo pensaba por una parte que Borges le dio la mano a Videla, pero que no se desdijo de nada, y no es reconocido por la gran masa y que quien lucho con las armas de la crítica y las armas reales como Walsh, no era reconocido tampoco por esa misma masa tan parecida a Sábato.

En definitiva Sábato fue el típico hombre que apoyaba algo y luego se arrepentía porque fue un ingenuo y los que le dieron loas pertenecen a la misma estirpe. Todos neofascistas ingenuos y arrepentidos. Mutua correspondencia.

Esto lo pensaba a propósito de Walsh y guardando las enormes distancias con él, con lo que yo siento y sentía en la soledad tan concurrida de la micro, que en este Chile las personas promueven y festejan a escritores que dicen poco o nada o juegan a ser efectistas o tienen posiciones dubitativas, casi sin convicción, y que a mi no me conocen ni me reconocen esos efectistas ni la masa que los promueve.

Bueno, en realidad luego entre Playa Ancha y la Plaza Echaurren, pensaba que ese mismo escenario, si así se puede llamar, era el de la política. En realidad Walsh y otros, no son reconocidos porque pertenecieron a la fatídica y malograda generación del 70, los revolucionarios, y no al establishment de izquierda, derecha o centro. Es decir los que perdimos más duramente, (a pesar de que yo soy de los '80 políticamente hablando, nunca pertenecí al establishment y si a la izquierda revolucionaria chilena). Entonces cayeron como naipes tanto los grandes y cotidianos hombres tales como Enríquez, Van Shouwen, Santucho, Sendic, y muchos otros, como también cayeron las expresiones culturales de esa superestructura política o sus coetáneos, Dalton, Santoro o Walsh. Los que sobrevivieron no son hoy más que dominados por ese establishment o se dieron vuelta la chaqueta.

Personalmente no soy más que un remedo de esa generación, pero si a contramano de los beneficiados de la izquierda. Pero puedo vivir con eso a pesar de que preferiría editar y publicar. Eso pensaba en la micro.

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