La enorme conveniencia de la abstención para las vanguardias iluminadas o la consciencia subsidiaria


Fesal Chain

Según datos correspondientes al 91,5 % de las mesas escrutadas el 56,9 % de los chilenos y chilenas con derecho a voto se abstuvieron en las elecciones municipales de Alcaldes y Concejales, de esta manera no votaron 8.142.632 personas. Así, sobre un universo electoral de 13.404.084 personas inscritas votó solo el 43,1%, es decir 5.261.452 chilenos y chilenos.

Hace ya al menos siete años que vengo escribiendo sobre la crisis de representatividad de la endeble y limitada democracia protegida chilena. Exactamente desde mi libro "La sociología como arma de la resistencia" publicado en enero del 2006, (ediciones del diletante; colección Caja Negra); pasando por artículos en el periódico Marcha de circulación nacional y en distintos artículos del Diario Digital G80, especialmente el del 25 de octubre del 2010: "Elecciones en Chile, el quiebre de la representatividad y de la legitimidad democrática". Por otra parte no me interesa entrar en detalles y resultados electorales, pero si considerar algunas cuestiones fundamentales a la luz de la enorme y escandalosa abstención y de los mismos resultados.

En una elección municipal eminentemente proporcional y no binominal, los mayores ganadores fueron los partidos de la concertación por la democracia ( de ambos subpactos e incluyendo a los comunistas), y los grandes perdedores los partidos de la derecha chilena. La derecha fue literalmente arrasada. El avance cuantitativo y cualitativo de una parte de la actual oposición y sin equivocarme, de toda ella incluyendo al PRO de Enríquez Ominami "coincide" o se correlaciona de hecho con el mayor retroceso de participación electoral de la ciudadanía en toda la historia de Chile.

Un primer ejercicio muy simple y básico es establecer esa correlación entre disminución de votantes y el triunfo de la oposición, como un hecho. Es decir, que a diferencia del año 1988 donde un padrón restringido garantizaba el triunfo del SI, pues los conservadores y pinochetistas habían sido los primeros en inscribirse en el nuevo registro, esta vez la votación de tan sólo el 43% del electorado potencial permitió que ganasen una reducida parte de las fuerzas sociales del NO y todos sus destacamentos.

Ciertamente esto nos lleva a reflexionar sobre que la tradicional derecha chilena las más cercana al pinochetismo, la derecha propiamente militante castigó al gobierno no votando, y que como dice bien Patricio Navia en su columna de la Tercera del Lunes 29 de Octubre "Derrota de la democracia" los militantes y partisanos concertacionistas muy bien disciplinados y con ansias de avanzar sobre un gobierno mediocre coparon la votación. En un padrón efectivamente restringido y frente a un gobierno, que tal como dice Hector Soto, no tiene épica, alma, relato, narrativa y una nula relación con la ciudadanía, y que más se parece a un mal gobierno concertacionista que a un gremialista gobierno de derecha, es posible pensar que la oposición y en especial la concertación seguirá avanzando a pasos agigantados hacia el poder político, mientras los pinochetistas duros y la mayoría del pueblo se restarán de toda votación, tal como ya lo hicieron.

La anterior es una explicación bastante coherente, necesaria pero que no apunta a lo medular. Lo central de esta votación es la escandalosa abstención. Tampoco es una novedad, ya lo plantié en mis artículos de G80, al referirme a la enorme masa de chilenos y chilenas que no estaban inscritos en el Registro, que eran aproximadamente 5 millones. Sólo que hoy además hay un retroceso de 1 millón y fracción de chilenos y chilenas que no votaron respecto a la elección municipal del 2008.

Un segundo ejercicio es plantearse si todo es posible explicarlo por el problema de la oferta, la legitimidad y la ética de la clase política. En un primer plano expresión de lo esencial, es posible afirmar que el sistema binominal efectivamente ha ido minando toda expectativa popular respecto de las votaciones y su importancia o impacto, la oferta restringida no puede sino frenar la demanda creciente, obvio. Además, aún cuando las elecciones municipales son proporcionales y de cifra repartidora, ya está en las consciencias populares la existencia de los grandes bloques como los que realmente influyen y pueden acceder al poder, por ello los pequeños partidos fuera de las coaliciones mayoritarias sacan poca votación, es decir que hay efectivamente una especie de binominalizacióin de dichas consciencias. En cuanto a la legitimidad ideológica y ética de los destacamentos de la izquierda ciertamente tanto por la historia de la humanidad misma, especialmente desde las experiencia de los socialismos reales y su caída, como por la historia específica de Chile y el modelo político y económico en marcha hace ya 40 años, se han neoliberalizado, han dejado de representar y acompañar a las masas proletarias de nuevo tipo con programas de avanzada social y han levantado programas liberales de administración, ni siquiera de mera reforma.

El tercer ejercicio o las preguntas entonces son, ¿quiénes fueron los no inscritos de ayer y quiénes son los abstencionistas de hoy? Es decir ahondar en el problema desde la perspectiva de la demanda y no de la oferta. De la constitución de la masa propiamente tal. Para ello creo que es necesario abstraerse aún más y dejar de lado las explicaciones de hecho, ya realizadas, pero que reitero, no son sino expresiones de cuestiones más de fondo.

Antonio Gramsci en su artículo "El hombre individuo y el hombre masa" plantea una cuestión fundamental , la "(...) tendencia al conformismo en el mundo contemporáneo, más amplia y más profunda que en el pasado: la standardización del modo de pensar y de obrar toma extensión nacional o hasta continental". Y nos plantea en primer término la búsqueda de ese hombre masa conformista en la base económica de la sociedad "grandes fábricas, taylorización, racionalización, etc." Es decir que el "el hombre-colectivo actual se forma (...) de un modo que procede esencialmente de abajo a arriba, en base a la posición que ocupa la colectividad en el mundo de la producción. Ciertamente hoy no hay fordismo, pero el capital financiero estandariza y vaya cómo.

Así lo afirmado por Gramsci a estas alturas de la historia de la humanidad y de las ciencias sociales, es dato de la causa, pero no por ello menos importante, al respecto es necesario entonces realizar un análisis de la estructura social chilena, cuestión que excede por mucho este artículo, pero podemos al menos citar al respecto lo que nos plantea Nelson Gutiérrez en una Carta privada a Memoria MIR y publicada en el sitio Web del Centro Estudios “Miguel Enríquez”, CEME.

“(...) Las clases, sus confrontaciones y luchas no han desaparecido. De la hegemonía de la burguesía industrial, agraria y terrateniente del siglo XX, hemos pasado a la hegemonía del capital y la burguesía financiera, tanto de base local como de base o carácter mundial y globalizado; nuevas formaciones o fracciones burguesas se han incorporado a la clase dominante sea por expansión y/o división de los viejos grupos económicos, sea como producto de la constitución de grupos, sea a partir del saqueo y privatización de los bienes públicos, el aprovechamiento de información privilegiada o de lobbismo, el acceso a contratos ventajosos, etc. Se han conformado una nueva fracción burguesa expresada políticamente por la UDI; como también nuevas fracciones burguesas que reconocen su identidad política en la Concertación. Las clases medias han experimentado profundas transformaciones, achicándose y debilitándose los sectores medios adscritos al sector público y ensanchándose los contingentes adscritos al sector privado. Mientras, el crecimiento del trabajo inmaterial, la expansión de la educación media y superior, el acceso a la sociedad y economía del conocimiento, van gestando un nuevo proletariado intelectual que no requiere subordinarse a medios de producción ajenos y que presiente que la burguesía está dejando de jugar un papel “progresivo”. Hacia abajo, el proletariado industrial, minero, agrícola y de servicios continúa manteniendo una importancia numérica y productiva aunque más reducida, pero otras figuras sociales lo acompañan, como los trabajadores intermitentes, temporeros(as), quienes no alcanzan a constituir plenamente el salario; las etnias, los campesinos pobres, los inmigrantes, las mujeres y las desigualdades de género, la tercera edad y los jubilados, los jóvenes de la primera y segunda juventud, etc. Esto crea nuevas líneas de confrontación y alianza a lo largo y ancho de la pirámide social”.

En síntesis, el Modelo chileno neoliberal a ultranza ha creado una cierta colectividad productiva o económica, pero la pregunta que surge es por qué ha creado a su vez una colectividad en su diversidad de clases y fracciones que NO expresa una politización electoral también a ultranza, más allá del problema de la oferta, y de la legitimidad y ética de los destacamentos, o del hombre-representativo en palabras de Gramsci, es decir que SÍ puede salir a las calles a marchar y la vez se resta de las confrontaciones electorales que no son sino una expresión más de la lucha política de clases. Relacionado, el mismo autor nos dice: "el hombre representativo sigue teniendo hoy una función en la formación del hombre-colectivo, pero una función inferior en mucho a la del pasado, hasta el punto de que puede desaparecer sin que el cemento colectivo se deshaga y sin que se hunda la construcción".

Y genialmente profundiza: "Sobre el "conformismo" social hay que observar, además, que la cuestión no es nueva, y que la alarma lanzada por ciertos intelectuales es pura y simplemente grotesca. El conformismo ha existido siempre: lo que pasa es que hoy se trata de una lucha entre "dos conformismos", de una lucha por la hegemonía, de una crisis de la sociedad civil. Los viejos dirigentes intelectuales y morales de la sociedad sienten que pierden terreno bajo los pies, se dan cuenta de que sus "sermones" se están reduciendo precisamente a "sermones", a cosas ajenas a la realidad, a pura forma sin contenido, a larva sin espíritu; a eso se deben su desesperación y sus tendencias reaccionarias y conservadoras; como la forma particular de civilización, de cultura, de moralidad que ellos han representado está descomponiéndose, ellos proclaman la muerte de toda civilización, de toda cultura, de toda moralidad, y piden al Estado que tome medidas represivas, y se constituyen en grupo de resistencia apartado del proceso histórico real, aumentando así la duración de la crisis porque el ocaso de un modo de vivir y de pensar no puede realizarse sin crisis. Los representantes del nuevo orden en gestación, por su parte, difunden utopías y planes extravagantes por puro odio "racionalista" a lo viejo.

Ciertamente esta es nuestra realidad, al menos desde una perspectiva de la formación económico social: la crisis evidente de la sociedad civil, pero una crisis que tiene todo que ver con la construcción de un colectivo que niega toda representatividad. Y por otra parte una clase política reaccionaria y represiva y también extravagante que da palos de ciego en difusión de planes rarísimos como voto voluntario o voto obligatorio, reformas parciales etc., sumado a esto una intelectualidad orgánica de dichos destacamentos o de supuestos grupos más a la izquierda, puramente moralista respecto de un pasado mítico "heroico", en la cual yo también me reconozco muchas veces, nobleza obliga.

La consciencia el cuarto punto: Pero tomemos el fenomeno del abstencionismo que no es sino el fenomeno preponderante de la voluntad del pueblo productivo del capital financiero, desde la perspectiva propiamente política o de cómo la dirección política y de los intelectuales orgánicos influyó en las consciencia colectiva de la formación política de la masa y por tanto en la mantención casi perfecta del diseño del entramado social e institucional. Y he aquí que comienza a mi juicio a abrirse una respuesta menos abstracta, más descriptiva y completamente explicativa y que se corresponde a la reflexión de Gramsci.

En 1979 Jaime Guzmán Errazuriz escribió un artículo titulado "El Sufragio Universal y la Nueva Institucionalidad" No es objeto de este artículo analizar dicho texto. Aún cuando realmente creo que es un texto de antología respecto a la negación del sufragio como herramienta democratizadora y de avance de conquistas, solamente tomaré algunos párrafos que a mi juicio, y he aquí el tema de fondo, se correlacionan directamente con el diseño económico-social o mejor dicho con el espíritu de ese diseño. Un mismo espíritu finalmente, que ha permeado las consciencias del hombre colectivo chileno, de ese hombre masa conformista, conformado y primariamente situado en la ya descrita base económica de la sociedad. Porque el hombre colectivo, (uso este concepto en consonancia con Gramsci, es el hombre y la mujer colectiva) no sólo se construye desde la base, sino que es cooptado y re construido individual y socialmente por el lenguaje, la educación y la agitación y propaganda del bloque hegemónico.

Hoy "emprender" es parte consustancial del desarrollo individual y social, por ejemplo. Antes de 1973, no lo era en modo alguno o al menos no era el modo dominante. Que al decir de Gabriel Salazar, los problemas sociales se vivian como cuestiones de culpas individuales tampoco. Lo que el historiador nombra como privatización de la lucha de clases ( estoy cesante por mi culpa, no soy bueno, me equivoqué etc., no aquel decir "antiguo": también estoy cesante porque hay una crisis economica estructural o por falta real de oferta en mi área).

Guzmán dice claramente: "La soberanía no puede reducirse al mero sufragio universal, porque la vida del pueblo se expresa en forma incomparablemente más rica, variada y orgánica". ¿Donde se expresa según él ? Claramente fuera del sufragio, fuera de su ejercicio ciudadano electoral. Para Guzmán en los cuerpos intermedios o gremios. Desde la Sociedad de Fomento Fabril, la Sociedad Nacional de Agricultura hasta los sindicatos que se preocupan de cuestiones de eficiencia laboral hasta las Juntas de vecinos o lo que hoy denominamos organizaciones funcionales y territoriales. Lo que yo denomino el neocorporativismo o consciencia subsidiaria. El Homo Faber. Como dicen tantos sujetos "apolíticos" "para que voy a elegir a tal o cual político ladrón si igual tengo que trabajar" es decir para que hago el ejercicio de elegir al hombre representativo si la vida continúa, "sin que el cemento colectivo (y sobretodo ilusoriamente personal) se deshaga y sin que se hunda la construcción". Es ciertamente en esencia la negación de la política, partiendo de la base de que la política lo niega a uno siempre, que no es ninguna argamasa.

Así Guzmán nos plantea otra cuestión de máxima importancia: "(...) la democracia como forma de gobierno no es un fín en sí misma. Es sólo un medio para alcanzar la libertad, seguridad y el progreso de modo armonioso y simultáneo. La forma de gobierno es siempre sólo un instrumento para lograr una deseable forma de vida (...) La forma democrática de gobierno no necesariamente conduce a la libertad como forma de vida. Mucho menos aún a la seguridad y el progreso". Es muy burdo leer este texto como una mera justificación de toda Dictadura. Hay que profundizar, y lo que nos dice Guzmán es evidente: que la libertad, la seguridad y el progreso son anteriores a la democracia. Es decir que son anteriores a la política y al Estado representativo y en general a todo Estado, que se fundan dichos valores y situaciones en "el fondo" humano. En el individuo que además se Agrupa. Se Agremia. Trabaja. Tiene Familia. Que tiene un cemento anterior a toda forma. Una esencia. "La soberanía está limitada por los derechos que emanan de la naturaleza humana. Y el sufragio universal también debe recionocer como límite los valores esenciales (...) la libertad (individual,) (...) la familia (...) la autonomía de los cuerpos intermedios entre el hombre y el Estado, (...) la juridicidad, (...) la integración armónica de los sectores sociales..."

Entonces surge la pregunta: ¿Cuántas de estas afirmaciones pertenecen al imaginario inconsciente de los chilenos y chilenas? Cuantos de estos valores se han inoculado y han comenzado a formar parte del sentido mentado de los sujetos? Y digo inconsciente, porque incluso y sobretodo caminan en la mente en paralelo a la enorme cantidad de esloganes y actos supuestamente refractarios y reactivos al orden pinochetista y democratico restringido. Aún cuando se agite un discurso anarco individualista y radical, o un discurso radical de izquierda o reformista liberal o reformista obrero. A ello me refiero cuando en los medios y en las redes sociales se repite una y otra vez supuestas reflexiones radicales y no se es capaz de mirarse a sí mismo y observar si estas afirmaciones no son ya parte inconsciente de nuestra mentalidad y conducta. ¿No queremos acaso ser emprendedores ? (y no sólo hablo de microempresas sino de emprendimientos políticos, culturales y sociales pero con dicha carga) ¿No creemos acaso que tenemos derechos anteriores al colectivo y ciertamente anteriores al Estado y su normas? ¿No creemos acaso que nuestra libertad individual se funda en nosotros mismos y en lo que deseamos y queremos y nunca desde la comunidad, o que más bien la comunidad sería esa suma de libertades individuales? ¿No creemos acaso que la política es "algo" una "cosa" divorciada de nuestro cotidiano trabajar, hacer familia, organización social, de nuestro barrio, que no influye realmente? Acaso no creemos que nada tiene que ver nuestra biografía con la Historia de Chile y nuestra individualidad con la Estructura Económica, Social y Política de Chile? En este sentido yo llamo a la personas de toda condición y supuesta ideología como discurso externo, a revisar y revisarse si su discurso y acción directa no está permeada por dichos valores. Yo creo que sí y mucho más de lo que las personas, grupos, clases y fracciones creen.

Algunas conclusiones: Lo que es cierto, es que los 8 millones de chilenos que no votaron no pueden ser homegeneizados facilmente, al estilo de una operación política, ya sea de un lado o de otro: Hay algunos que se prefiguran a ese pueblo como una masa descontenta a pasos de cierta radicalización o refractación capaz de asaltar todo cielo e incendiar Chile, otros, como meros segmentos de masas "aburridos de la política" mas o menos interesadas en ser clientes si hay buena oferta. A mi juicio y haciendo una síntesis, la cuestión es muchisimo más de fondo. Es sociedad civil en crisis, determinada por la base económica, en un mundo que se está descomponiendo respecto a los paradigmas tanto de una supuesta democracia representativa capaz de realizar reformas parciales y una formación económico social anterior, donde la promesa socialdemócrata liberal y el rol de la misma sociedad civil era el de "integrarse" y ser sujetos de beneficios de los procesos de modernización. La equidad del crecimiento.

Por otra parte, es una sociedad civil fuertemente inoculada por la ideología de la libertad individual y la soberanía popular como algo anterior al sufragio. Tal cual la establece Jaime Guzmán. No es ni siquiera una sociedad civil creyente impregnada del discurso Laguista de ciudadanización creciente y hegemonía del ciudadano frente los poderes fácticos, a los Empresarios, a las Fuerzas Armadas y a la Iglesia. Hablamos entonces de una ideología real y efectiva, actuante en tanto se prueba correspondiente a la formación economico social dominante, que no ha sido al menos reformada puesto que no hay nuevos sujetos integrado a los procesos de modernización a la escala que se requeriría, para que el laguismo y la centro izquierda (la misma que arrasa en estas elecciones) en su vertiente política y económica fuese realmente una ideología y un bloque hegemónico y la sociedad entera una de bienestar. En la actual formación social y dominio de la actual ideología neocorporativa y liberal y su vertiente socialdemócrata, los discursos de la derecha, de la concertación en su modo clásico, y el comunista no pasan de ser, en palabras de Gramsci, un recorrido pendular entre "tendencias reaccionarias y conservadoras pidiendo al Estado medidas represivas" y discursos libereral populistas o "utopías y planes extravagantes por puro odio "racionalista" a lo viejo".

Por ello los 8 millones que no votan son masa anómica, es decir que descreen profundamente del modelo y especialmente del socialdemócrata liberal, porque no se realizó y no les entregó herramienta alguna, y que a falta de un nuevo modelo y promesa se quedan con lo dominante, con lo que le enseñaron de modo reiterado, con lo repetitivo que ha llegado a ser natural. Así sin ser ni mucho menos masa derechista, aunque en ella hay derechistas, es por ahora una masa en crisis, desde la economía que no distribuye la riqueza, y sobretodo guzmaniana, para ser preciso de consciencia subsidiaria, del individualismo de creer sólo en sí misma, en su esencia humana, en su libertad individual, en su familia, en su trabajo, en su emprendimiento a falta de oferta, en sus grupos primarios aún cuando sean políticos, en su autonomía del Estado, más acá de toda asociatividad estratégica de clase, porque ya no hay nada más en que creer, ni en el voto. Así, la masa abstencionista armó sin querer, cual mecano de niño amurrado, lo único que no debiese haber armado, la escalera larga de acceso al poder del Estado de los mismos que ayer castigó, los democratico liberales, que no han reformado ni han cumplido promesa alguna, esas vanguardias socialdemócratas iluminadas que volverán al poder político administrador del mismo modelo derechista, y que en su triunfo monumental de hoy y de mañana sobre la ultraderecha ya ni masas necesitan.

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