Cómo estás?


Fesal Chain

Sinceramente escribo de política o de sociología por cierta comodidad, claro, hacer una especie de plano de significantes nunca es difícil, si se sitúa tan lejos como el cielo craquelado o la montaña seca, pero en realidad ahí estamos nosotros, nuestras alegrías y dolores profundos, este ser en el mundo que arrastramos trascendiendo el poder.

Y es que hoy tienes en un cajón pequeño y escondido esas fotografías en blanco y negro o con un color irreal anaranjado, cuando ella se tapaba entera su cabeza por el viento y el esqueleto del pájaro contrastaba contra la iglesia del cristo tallado. Tienes los fantasmas tornasol del hijo y de la hija que ayer esperaban nacer, como cuentan los antiguos.

Qué sé yo, solamente escribo porque me han regalado esto. Nada más. No tengo alternativa, ¿de qué hablaré, de tal o cual partido, de tal cual fuerza, de tal o cual correlación o si la lucha asciende o desciende hacia qué cielo?

Pero el mar gira como un disco de vinilo, el tamborileo de tus dedos rebota en el espejo, y te preguntas si “esa de ahí eres tú” mientras sale la voz por la única ventana de una cabaña de madera cuando querías “…parar las golondrinas que vuelan hacia al sol” frente a la mirada ingenua de tu hombre aún no manchada con sangre del basural.

Te regalo el último cigarro, para mí no es menor, cuando acabe de aspirarlo, tú encontrarás el recorrido, sabrás que escribo para ti y que te pregunto “cómo estás”, no de tus ideales o esperanzas, sino de ti, de tu vida, de tus fotografías y paisajes, de tus discos, de él y ella, de tus hijos y fantasmas, de tus alegrías y dolores profundos, de tu ser en el mundo que arrastras trascendiendo el poder.

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