Un escribidor

Fesal Chain

No tengo tiempo que perder
me quedan pocos años
a lo sumo la mitad de la promesa
que me regalaron esos astros,

ya no soy un niño, no lo soy
y no lloro sobre leche derramada
echándole la culpa a los demás
o a inasibles sistemas muy abstractos,

no hablo de lo que no sé
y de lo que sé hablo mucho menos
pues no confundo roles o constelaciones
ni soy un opinante egomaníaco,

siempre supe que la vida
no es un lecho de rosas
y si lo fuese, también tiene sus espinas
porque no hay rosas sin espinas
ni espinas sin floresta y maravillas,

tengo penas y alegrías
tengo logros y derrotas
veo al otro en su miseria
en su sufrimiento, en su riqueza
en sus esfuerzos cotidianos
y en su risa de sobremesa,

no soy el romántico transhumante
ni el feroz superhombre totalitario
pero tampoco el calamitoso infrahumano
que aulla en las mazmorras de su holocausto,

no quemo casas ni sillones
ni menos soy el bombero de los ricos
pero muchísmo menos soy paño de lágrimas
de los que buscan maná caído del cielo
o padres y madres omniscientes
que los hagan navegar
como un botecito de papel entre los mares,

no soy más que un escribidor
que no lame la bota
que lo desea aplastar a contra mano
pero que no tiene las propias
para andar aplastando al ser humano,

no creo que otros y otras puedan pensar
por mi cabeza, y si así lo creyera
en vez de tener máquinas de afeitar
me compraría guillotinas
o me colgaría de una cuerda,

en suma no me vengan con huevadas
ni me vendan las pomadas
que las dejé de usar
cuando me sacaron los pañales,

es decir hace 46 años
los mismos lustros que camino
a dentelladas y a besos rebozantes,

porque para elegir incendiar la tierra
o su contrario
la quietud perfecta y el satori
es necesario hermanos míos
dejar de comportarse
como ovejas.

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