A propósito de los mundiales y la vida

Fesal Chain

Vi el Mundial de Alemania 74', a un año del golpe de estado y comenzando la tremenda guerra sucia, de lo que me acuerdo es de mi padre mirando la TV pero sin ningún ánimo, entre caballeros que tenían más animo que él, vi el del 78' cuando la dictadura chilena y argentina detenían y desaparecían personas y con Videla en las graderías saltando como un loco, el del 82' en plena crisis económica y comenzando las grandes protestas nacionales, y a dos años del comienzo de la política de rebelión popular, vi el del 86' cuando el año decisivo, los que siguieron los vi todos, todos, hasta el anterior a este de Brasil 2014, pero del único que me acuerdo es el del 98', año en que me separé y que lo vi totalmente solo en un departamento pequeño, sin mi hijo. Como no recordarlo.

Con esto no quiero decir nada más que el fútbol es el fútbol, que nos acompaña como un paisaje más en medio de alegrías y tragedias sociales y personales. Que si es por relacionar la vida con el fútbol, no veríamos ningún mundial, ni ningún partido aunque fuese de tercera división o de barrios. Yo creo y en eso si respeto profundamente a muchos chilenos, que ir al Estadio Nacional el mismo año 74', después que fue un recinto de detención, torturas y asesinatos, era ir más allá de lo tolerable, pero aún recuerdo a mi papá cuando decidió no sin dificultad por ahí por el 76', ir al Estadio nuevamente, al lugar donde habían estado detenidos a sus amigos, pero yo sé que lo hizo para superar de algún modo y conmigo su hijo mayor, aquel momento gris y amargo que todavía no superaba nadie.

A quienes nos gusta el fútbol y que hemos tenido, un poco más que la media de individuos, conciencia social y quizás algo más que eso, no nos vengan con moralismos. Nosotros no andamos con la moral ni la interpelación en la mano cuando se trata de hablarles a quienes no les gusta el fútbol, pero que quizás por temor o por seguridad personal y familiar, prefirieron no resistir activamente a la dictadura. Amar o no amar el fútbol no te hace ni mejor ni peor persona, ni más conciente ni menos conciente. Te hace amar o no amar el fútbol, mientras la vida se desencadena.



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