A Cuba con Amor

Fesal Chain

Conversando con un amigo ayer por la tarde, me dijo una frase clarificadora: " mi visión de Cuba, depende del día". Es que hacer un artículo de Cuba es complejo, como lo dije en mi libro "Borrador de una Poética Política", opinar, escribir de Cuba es hacer una arqueología de la relación entre el sueño y la vida, en el sentido de ello, no es pertinente realizar ideología, entendida ésta como mera afirmación de los deseos e intereses, ya sea individuales como cosa mental, ya sea sociales como cuestión de clase.

De este modo, en mi libro "Borrador de una Poética Política" (En el Blog poesía para alentar coraje) traté de ir en busca de una poesía política no lineal, es decir que no se situara en la frontalidad, en el anti, sino en la riqueza de las contradicciones que como seres humanos vamos construyendo. Ya no vale esa frase de que los sueños de la razón producen monstruos. No es suficiente. No sé la respuesta, pero el tema es cuánto nos cuesta acoplar nuestro sueños, nuestros amores, a la vida que deseamos construir a partir de ellos, y cómo a veces nos obligamos a traicionarnos.

De esta perspectiva, toda toma de posición ideológica es un despropósito, sobre todo cuando uno no conoce Cuba realmente en la cotidianidad de sus habitantes, ni ha conversado con su gente en la intimidad, ni con el poder, ni con el no-poder. Por mi parte siempre he tenido tres acercamientos básicos a la Isla: la literatura y la cultura cubana, sería largo detallar: Martí, Lezama-Lima, Guillén, Eliseo Diego, la Nueva Trova, como tantos acá en Chile y en el mundo, y desde luego la tercera vertiente, la política, la historia de la revolución cubana, sus protagonistas, Fidel, el Ché, Camilo Cienfuegos, y el reflejo por llamarlo de algún modo, de la propia izquierda chilena en su cubanidad: el MIR de Enríquez, Marta Harnecker, Gladys Marín, Volodia Teitelboim, el mismo Allende.

Hoy me he actualizado, leí múltiples artículos de Celia Hart, fallecida tempranamente, la hija de Armando Hart y Haydee Santa María, sobre la necesidad de una revolución al interior de la Revolución , para salir del marasmo, de la quietud, del ocaso. Las entrevistas a Pablo Milanés y sus últimos discos, criticando fuertemente a la generación del Moncada, a Fidel, clamando por cambios en el proceso revolucionario.

Pero también he leído a aquellos que son críticos al interior de Cuba,a los blogueros, a Yoani Sánchez, por nombrar a la más representativa y he observado con mis propios ojos, los reportajes audiovisuales de Yoani, donde muestra, desde la imposibilidad de los jóvenes de usar Internet en hoteles a cómo se bañan con baldes y agua fría, algunos cubanos de La Habana, por la destrucción, por el paso de los años, del sistema de agua potable y alcantarillado. O las protestas con toques de ollas en La Habana.

También he indagado a los poetas y escritores exiliados y no son cualquiera. Los artículos de Eliseo Alberto Diego, el hijo de Eliseo Diego uno de lo mayores poetas de Cuba de todos los tiempos, o las películas del sobrino de Nicolás Guillén, también muerto en el exilio, el caso de Lina de Feria o de otros y otras tan posteriores a Padilla, y de aquellos que nombra Pablo Milanés en su canción Éxodo, hecha hace muy poco: "Ese Pepe, qué carpintero./Juan, el electrónico, que inventó/más de una cosa para apretar al enemigo./Hildita, directora de orquesta, ¡qué estelar!/Vladimir, empresario,/cuántas broncas me echó por liberal./Y Tomás, el pintor, de esos bellos paisajes/que ya no están".

Pablo decía en una de sus canciones protesta contra la realidad actual del régimen cubano: La libertad..."es un feo retrato destruido por la fuerza del tiempo en su interior/Es un lindo fracaso sostenido/de una buena mirada con amor.

Y aquí está el nodo del asunto, la Revolución cubana ha sido un proceso enorme de despliegue de energías para construir una sociedad igualitaria, pero este proceso, que ha tenido logros indiscutibles, con el tiempo y con la porfía acaso dogmática de muchos cuadros del Moncada y posteriores, se ha ido anquilosando. La fuerza de su mensaje libertario inicial, y el uso de la necesaria confrontación y fuerza contra los sectores más reaccionarios en un comienzo, que se fue convirtiendo acaso en mala costumbre contra los propios primero y luego contra todos aquellos que disienten en el seno de la sociedad civil, ha conformado una sociedad dictatorial, cerrada.

No es fácil escribir esto, ya que al mismo tiempo Cuba es "sui generis", se realizan en La Habana los Festivales de Cine, la Bienales de Arte, los concursos de la Casa de las Américas, y sigue siendo la Isla un polo de desarrollo cultural que de una u otra manera va, a la vez que desterrando a creadores y artistas a un olvido innecesario, va también integrando nuevos o a los mismos antiguos que alguna vez disintieron o fueron extremadamente críticos. Lina de Feria, por nombrar alguna creadora muy poco involucrada en lo político, que fue encerrada en la cárcel y en el psiquiátrico, en la década de los 80, recibe hoy premios en la Feria del Libro de La Habana.

En un viaje de visita a Chile Miguel Barnet, el creador del Cimarrón, nos decía a algunos escritores que la historia del Caso Padilla pertenecía al neolítico de la Revolución y que él mismo no había estado de acuerdo con ello y que ahora era el Presidente de la UNEAC. Yo le creo, en el sentido de que la revolución no es un mero gobierno , sino un régimen, y que que todos los regímenes viven y desarrollan en su seno aciertos y errores, revisiones y porque no decirlo, rectificaciones con respecto al pasado y a las personas y actores sociales y culturales con los que se fue injusto. Un ejemplo es que la revolución ha sido capaz de cambiar en 180 grados su política acerca de la homosexualidad, hoy en Cuba, la hija de Raúl Castro lidera el movimiento de defensa de la homosexualidad. Ayer, hace veinte o treinta años, los homosexuales y lesbianas eran perseguidos de manera inclemente. El caso de Reynaldo Arenas es un ejemplo dramático de aquello.

Por lo mismo, yo observo que la crítica y la protesta de Pablo Milanés tiene un elemento de esperanza propia, en el sentido de que él cree, a pesar de su ácida postura hoy, que su mensaje y acciones podrán encontrar eco sino en los cuadro y dirigentes más viejos, en aquellos comunistas más jóvenes que saben y quieren y está por verse si pueden, realizar un cambio más profundo que los prometidos por Raúl Castro.

Detecté el mismo tono en las críticas de Celia Hart e incluso en la de Yoani Sánchez, que muestra sin lugar a dudas una postura de izquierda, quizás socialdemócrata en su criticas y no como muchos quieren ver, un anticomunismo rabioso como el que efectivamente expresa Gorki, el cantante punk más duro y confrontacional de La Habana y que estuvo preso hace muy poco.

Este artículo no desea quedar en el limbo de la medianía. En mi caso, que he militado política y culturalmente en la izquierda chilena desde hace ya 28 años, no puedo situar el discurso, ni lo quiero hacer, desde las trincheras de la disidencia histórica, como Jorge Edwards en su Persona non grata, y menos, dese el anticomunismo primitivo, no podría ser.

Pero tampoco deseo apoyar a rajatabla, como una especie de mirada religiosa ciega, a lo que considero hoy un neo estalinismo teórico y práctico. Es cuestión y los invito a ver, el video de la Bienal de Arte de la Habana de este año en youtube, como la gente clamaba con temor, Libertad, así sin retoques.

Deseo y lo hago hoy, apoyar el proceso de la Revolución Cubana desde la izquierda crítica de Pablo Milanés, de Celia Hart, de Yoani Sánchez, de José Saramago y de Eduardo Galeano quienes disintieron claramente junto a Pablo de la sentencia de pena de muerte, hace algunos años, contra jóvenes cubanos que intentaron escapar de la Isla, y con quienes con orgullo he compartido en Portada de la Revista La Jiribilla 149, también junto al poeta y Director de la Casa de Las Américas, Fernández Retamar, el homenaje necesario a Mario Benedetti, por motivo de su fallecimiento.

Deseo apoyar a la Revolución cubana, desde los sectores de la cultura exiliados, que no se han puesto jamás en las trincheras de la extrema derecha, deseo apoyar a la Revolución, desde los sectores críticos al interior del propio partido comunista de Cuba, los que están allí y los defenestrados, y de todos aquellos que claman un cambio revolucionario al interior de Cuba, desde el régimen de la Revolución y no desde la socialdemocracia ni la derecha, ni desde el capitalismo remozado o no.

Porque hay que decirlo, sólo una Revolución democrática desde el interior de la revolución cubana,liderada por la izquierda cubana revolucionaria, liderada por los sectores jóvenes del comunismo cubano, dará garantías sin solución de continuidad, de preservar los logros obtenidos, de que la población y vastos sectores reencanten los sueños y las esperanzas, para mejorar la vida propia, individual y colectiva y darle nuevos bríos a un proceso histórico inigualable en América latina y el Caribe.

Sólo una Revolución al interior de la Revolución, dará inicio a un proceso de democratización desde las masas y la sociedad civil, que logre frenar los intentos del capitalismo salvaje en la Isla o al fascismo como el de Honduras y darle continuidad y proyección al mayor proyecto de cambios radicales de toda América, que inauguraran heroicamente hace 50 años los barbudos de la Sierra Maestra.

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