Poema de los pájaros
Miro la hoz y el martillo
aquí justo aquí
en medio del escritorio
una chapa
sólo un dibujo
bajo un fondo azul y rojo
la hoz
el martillo abandonado,
y mientras
escucho a Chinoy
"del suelo al cielo"
pienso en la muchacha
"loca como los pájaros"
de Dylan Thomas
y la recuerdo a ella
ella,
en su bondad
en su
risa sangre
de mi sangre
en su boca,
boca de mi boca
en sus miedos
miedo de mi miedos,
y en la mañana del golpe aquel
con sus trencitas a cuestas
de la mano de la mujer
corriendo sin órbita
bajo el silbido
de los Hawker Haunters
en un Temuco en blanco y negro
recorriendo la pantalla
del viejo televisor
hecho en ese Chile
que se caía
a pedazos
del cielo al suelo
del cielo al suelo,
ella, ahora recorre
las calles de la ciudad
abandonada
desvaría la vereda
y los peñascos flotan
a su alrededor
lapidando sus amores
y sus sueños,
y yo
muero con su muerte
con su dolor
de flores pisoteadas,
ella, ahora va
irremediablemente
del cielo al suelo
del cielo al suelo
y yo
con este dolor
de su dolor a cuestas
en el viejo barrio
manchado
por el sol
escucho viejos
aviones
y miro su carita
por la ventana
con sus trenzas
divertidas
la veo
de la mano
de aquella mujer...
aquí justo aquí
en medio del escritorio
una chapa
sólo un dibujo
bajo un fondo azul y rojo
la hoz
el martillo abandonado,
y mientras
escucho a Chinoy
"del suelo al cielo"
pienso en la muchacha
"loca como los pájaros"
de Dylan Thomas
y la recuerdo a ella
ella,
en su bondad
en su
risa sangre
de mi sangre
en su boca,
boca de mi boca
en sus miedos
miedo de mi miedos,
y en la mañana del golpe aquel
con sus trencitas a cuestas
de la mano de la mujer
corriendo sin órbita
bajo el silbido
de los Hawker Haunters
en un Temuco en blanco y negro
recorriendo la pantalla
del viejo televisor
hecho en ese Chile
que se caía
a pedazos
del cielo al suelo
del cielo al suelo,
ella, ahora recorre
las calles de la ciudad
abandonada
desvaría la vereda
y los peñascos flotan
a su alrededor
lapidando sus amores
y sus sueños,
y yo
muero con su muerte
con su dolor
de flores pisoteadas,
ella, ahora va
irremediablemente
del cielo al suelo
del cielo al suelo
y yo
con este dolor
de su dolor a cuestas
en el viejo barrio
manchado
por el sol
escucho viejos
aviones
y miro su carita
por la ventana
con sus trenzas
divertidas
la veo
de la mano
de aquella mujer...