Como una gárgola


Me sentaba como una gárgola en el borde de un gran ventanal, en una pieza hoy inexistente, que arrendaba con mi trabajo de garzón. Y frente al Parque de hojas amarillas y siempre húmedo, escuchaba a Caetano Veloso, comiendo pizzas caseras hechas con pan amasado y queso. Eran los tiempos en que pintaba óleos y el mundo me parecía un enorme horizonte a a escudriñar, una promesa.

Y algunas veces junto a ese Pedro, caminábamos por el otro Parque, para leernos nuestros textos, conversar con Pepe Donoso o Alfonso Calderón que montaban una pequeña Feria con mesas sobre el pasto. Y sobretodo para robarnos algunos libros y mirar el sol tenue. El mundo era para trasgredirlo sin miramientos y en alegría, a pesar de la muerte rondando, te acuerdas Pedro?

Entradas populares