Chile: Con el dulce en la boca y los mocos colgando

Fesal Chain

Puede que ande un poco deprimido, es cierto, pero eso no le quita valor a una emoción profunda que tengo hace mucho tiempo, tengo pena, pena de los chilenos y chilenas y aunque les moleste, no me considero parte de aquellos que me dan pena, no al menos completamente. Ese individualismo exacerbado donde todo o casi todo es en en la medida del sí mismo, pero de un sí mismo muy primario, el del Yo Infantil, y no sólo hablo de dinero, acaso el dinero no es sino la expresión más concreta del fenómeno, hablo de los intereses particulares y/o corporativos (culturales, sociales o políticos). Una sociedad, si es que le puede denominar sociedad a un modo de vida así, en la que sus miembros se relacionan para obtener beneficios y disminuir costos, pero sin pensar que sus propios beneficios son muchas veces los costos que sufren otros: costos en tiempo, en estados de ánimo, en calidad de vida, en sueños, en alegrías. Raya para la suma, un montón de niños con pataleta para obtener su dulce, donde el entorno no existe, sino sólo ellos y su dulce. Claro que no trepidan en relacionarse si les cuesta sacarle el papelito a la golosina, ahí si que existe la gran madre acogedora o el gran padre ayudador, o simplemente la abuelita o la nana, que los ayude a desenvolver el objeto del deseo, y después como si nada, salen corriendo al descampado con el dulce en la boca y los mocos colgando, desmemoriados de que existió alguien que les permitió lograr su objetivo, dejando al resto cubierto completamente de su insoportable berrinche.


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