El Peluquero

Fesal Chain

Durante dos semanas pensé que mi peluquero había muerto, pues iba y no estaba y se veían los sillones antiguos, las tijeras, las máquinas demasiado ordenadas. Luego el hombre del kiosco me dijo que sí, que efectivamente había muerto, que se lo habían contado los funcionarios de impuestos internos que trabajaban cerca y se atendían con él. Hoy fui de nuevo a la peluquería, para ratificar la historia y despedirme del lugar o algo así, a pesar que mi mujer me dijo en el colectivo que lo dejara descansar en paz. Pero al llegar, él estaba ahí, me abrió la puerta de vidrio y me cortó el pelo, como lo viene haciendo hace ocho años. Mientras lo hacía yo me sentía en Comala, y que el fantasma del peluquero había vuelto para despedirse de mi. Luego salí y me fui a comprar un libro y mientras le contaba todo la historia al librero, se acercó otro cliente y me dijo, no, el fantasma es usted.


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