Ulises

Mujer, soy yo, Ulises navegando
Por el mar del mundo
Deseo regresar a ti y besarte mi asimétrica
Voy por el mar y deseo volver a ti
Y que juntos miremos las rocas
Y sintamos el viento frío
Sobre nuestros rostros desamparados.
Ah Mujer, mi viaje ha sido largo,
Yo sé que tú me esperas
Entre los animales desangrados
Y escondida entre el pueblo dormido.
Qué enorme soledad tengo en este recorrido obligatorio
¿Será acaso comparable a la tuya en el crepúsculo de Ítaca?
Y entre el velamen y los maderos roídos me pregunto
¿Si acaso basta con ocuparnos y preocuparnos
Y volver a ocuparnos de la vida, de nosotros, de los otros?
¿Basta acaso con dormir y despertar, comer algo, conversar,
Hacer el trabajo diario, negar, afirmar, empoderarnos,
Perder o ganar y tener o no tener?
¿Basta mujer mía con vivir la transitoriedad, la otredad,
esta edad que nos condena y nos salva?
El mar por estos lados, lleno de monstruos platinados y verdes
Llenos de peces y de escamas flotando, mece mis sueños,
Me detiene, me envuelve, mientras acaso tú miras desde alguna orilla.
Hoy, es la noche de San Juan, hoy es la noche más oscura del año,
Hoy los dioses nos han abandonado y todos
Todos los demonios nos esperan acechándonos
Detrás de cada esquina de nuestras existencias débiles y maltrechas
Y tú, mujer, con tus manos débiles y tus pies resquebrajados
Atendiendo a extraños y muriéndote de sueño,
Pero yo voy a hacia ti sin permiso y sin mapas
Sin signos de derrota, voy hacia ti para que borres esas noches
Y este ostracismo,
Para que llenes de palabras y de labios mi vacuidad de años.
Ya son trece años de navíos y puertos malolientes, de encierros en tierra extraña
El enemigo brutal ha querido destruir una y otra vez nuestra mente,
Haciéndonos pensar en la mente, haciéndonos volver a ella
Ese era el castigo, no sólo la vigilancia o la tortura
Males menores para nosotros los hijos de la tierra
Pero hemos logrado escapar
Y entonces el mar nuestro nos recibió amante
Para cultivar el viaje hacia el valor y el amor
Y no me ha bastado escribir este diario
No me ha bastado recordar tu aliento tibio
Soplando en mi cuello y en mí pecho.
Deseo caminar junto a ti sobre los campos de trigo
¿Existen aún los campos amarillos, o son hoy
Terrenos podridos por los cuerpos de hermanos y enemigos?
Y nuestra casa
¿Aún conserva la textura de cuero y lana y el olor a humo
Del tabaco ¿Aún fuman tabaco los viejos de Itaca?
Son nuestros hijos jóvenes vivaces, se han casado ya?
Y nuestras madres, nuestros padres aún recuerdan los nombres
De las palabras y las cosas?
Puede que todo haya muerto
O que ustedes estén prisioneros o enterrados
En aquellos campos podridos de trigo amargo
O hayan desaparecido y se hayan detenido en un tiempo ya pasado
O quizás se encuentren convertidos en estatuas de lava
Formando figuras secas, frías, como aullidos de perros en la niebla.
Pero si todo ha muerto, tú no has muerto
Porque eres bella y te proteges de todo mal por tu belleza
Porque tu risa congela a la muerte
Y tu sangre calienta el suelo por donde caminas
Y me esperas, y me llamas amándome en secreto
¿Se venden aún los libros de páginas infinitas
Y de poetas henchidos de voluntad?
¿Sigue siendo el vino dulce y el pan lleno de semillas?
O también han quemado el pan y se han tomado nuestra agua?
¿Los muertos son venerados en la primavera y el verano?
¿Hay flores en los cementerios y en los blancos mausoleos?
¿O acaso los muertos no tienen sepulcro y caminan errantes
Meditabundos por las calles y las noches?
Ah mujer, que soledad tan sola nos ha rodeado, sin los amigos
Y sin el cáliz más bello de tu humedad y la mía entrelazadas
Revoloteando en nuestra cama.
Que soledad más sola fuera de la patria
Y yo fuera de ti
Pero tú eres mi patria
Y si nuestra tierra ha muerto, tú la renacerás mujer amada
Si nuestra tierra se ha calcinado
Tus ojos de fuego la volverán a llenar de verde
Como este verde mar que me rodea
Y tu boca besando la mía
Hará que mis ojos revivan a mi padre y a mi madre
Y a los hijos bien amados
Y a los hermanos y a los dioses y a todos los muertos maravillosos
Que lucharon contra el enemigo enrarecido y canalla
Oh mujer, que soledad tan sola hemos tenido
Pero brillarán cien soles, mil soles, un millón de soles
Cuando desnuda me recibas amante y niña
Y a cada movimiento de tu mano señalándome
Se destruirán los homicidas
Y se convertirá el malo en bueno
Y el enemigo en amigo
Y el padre en hijo
Y el hijo en padre
Y todo además se corresponderá
Y nacerá el cielo nuevo/Y la nueva tierra.

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