Globos de Colores


Fesal Chaín

A eso de las 12 de la tarde bajé en micro a la Plaza Echaurren, para comprarle comida y aserrín a mis gatos. Llegando a la caleta El Membrillo vi una mínima muchedumbre, muchos carabineros y un escenario mediano, me llamó la atención y me bajé. Allí, sobre la tarima estaban los presidentes de los partidos de la concertación, en las sillas bajo el escenario, diputados y alcaldes, militantes y pobladores. No eran más de 100 personas con banderas pequeñas de plástico. Una voz de ultratumba leía un acuerdo entre los partidos para impulsar una supuesta nueva agenda de cambios. Me dediqué a observar el acto desde las barandas de la vereda.

Mientras el locutor hablaba, las personas aplaudían cada cierto tiempo y las autoridades conversaban entre sí. Risas y palmoteos, como cuando alguien celebra un cumpleaños familiar y se encuentra con viejos parientes.La estética del acto era rosa. Es decir todo de suaves colores pastel, incluido los globos en las manos de los participantes y un afiche con una mujer sonriente que colgaba del edificio mayor. El acto duró muy poco. Antes de su término, el locutor invitó a los presentes a tirar los globos al cielo, diciendo que representaban algo así como "los nuevos NO de Chile", no se realmente si se refería a los globos o a quienes los lanzaban al cielo porteño. Una joven cantante entre rubia y colorina, una especie de rockera no tan rockera, tarareó muy suavemente Gracias a la Vida y un bolero, mientras todos se tomaban un vino de honor y comían canapés. Los noteros chascones de CQC "molestaban simpáticamente" a los políticos y el Diputado Farías se paseaba con el pecho inflado entre el público. Mientras Fulvio Rossi arreglándose a cada rato el pelo, daba entrevistas en un extremo del óvalo, en el otro extremo Carolina Tohá de risa nerviosa, se sacaba fotos con unas señoras pobladoras y el presidente de la DC el Sr. Walker con el Alcalde Claudio Orrego saludaban con los brazos hacia adelante como candidatos a no se qué. El diputado Schilling miraba escudriñando.

Por mi parte tenía que ir a comprar, los gatos estaban hambrientos desde la mañana. Entre que me decidía a retomar la tarea y entre que seguía observando el evento, me vino a la mente una simple idea. Si la concertación no hubiese traicionado las esperanzas de la gente, si realmente hubiese emplazado los cambios radicales que requeriamos, en vez de aliarse al pinochetismo y administrado su modelo, este día 5 de Octubre del 2010, estaría todo el pueblo en la calle, probablemente en el Parque O'Higgins, o a lo largo de la Alameda, millones celebrando el tiempo de la justicia social y de la democracia de masas, los mapuche, los jóvenes, los obreros y campesinos, los pobladores y las clases medias, entrelazadas en un solo esfuerzo y canto. En el escenario hablaría el líder de la coalición, que sería permanentemente interrumpido por la muchedumbre que lo apabullaría con gritos y proclamas.

Pero no fue así. Fuimos traicionados. Y sobre todo por nosotros mismos, al hacernos falsas esperanzas, mientras dibujábamos esa línea con lápiz grafito a un costado del NO, en aquella papeleta grotesca, inaugurando el tiempo de los negociados y la vergüenza, del tráfico de influencias y la pobreza, del sectarismo y la tristeza. Mientras los pocos y acarreados pobladores terminaban de enrollar banderas y comerse las últimas migajas de los platos de cartón, yo crucé a tomar la micro, mientras los personeros y autoridades muy terneados y sonrientes, hoy sin gobierno, pero con el poder de siempre, se subían rápido a los autos último modelo con choferes soñolientos en su interior.


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