El escribano impertinente no importuna a nadie


Fesal Chain

Por qué he yo de culpar al culpable
por qué he yo de dejar la nube trastornarme
por qué yo he de vagabundear el entendimiento
y dejaros a ustedes vuelos de pájaros sin alas
sin graznidos ni mar en que zambullirse?
Por qué habría de hacerlo, si ya no importa la palabra
o los retumbos del alma? El escribano impertinente
no importuna a nadie, el hombre y su arrepentimiento
o su victoria nada remece, el niño y el viejo
no se hablan a la orilla del camino
y la mortaja del resucitado se vende por metros
en el mesón del dependiente.
Ya no basta el odio ni el amor basta
ya no basta el convencimiento ni lo descreído
ya no basta la caminata de una mujer y un hombre
o de dos hombres o el despertar de una oruga
sobre el lecho de una hoja,
solo el hombrecito, ese, el aún más pequeño
que el buen lugar ya enterrado o que el ensueño
se arrima al monte y modula alaridos de hiena
sentado sobre la roca de sus certidumbres
golpeteando con el báculo de la soberbia
los millones de cráneos que nadie recuerda.

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