Prepárense
Preparen sus maletas
ya no se trata
de andar quemando casas y sillones
pero preparen sus maletas
de cuero curtido
llenas de ropa vieja
llenas de libros
llenas de corazones
como esos que dibujaba
Pancho Smythe,
preparen sus zapatos
que no les hieran los pies
que sean duros por fuera
y suaves y tiernos para caminar
por la vida que les viene,
preparen sus sombreros
al menos tres
una para el verano alucinante
que sea suficientemente liviano
para que entre el aire a la cabeza suprema,
otro para el otoño
que no deje pasar los torbellinos
y sostenga las hojas que son del viento,
el otro fuerte, de paño
impermeable abrigador
como un gorro chilote
pero alón
para que corra la lluvia
y no les moje los párpados,
(nada más inconveniente
que párpados mojados
para recorrer el tiempo),
preparen su libro de cabecera
cúbranlo en plástico transparente
y háganlo memoria si es posible,
(hay ladrones en cada esquina
y no quisieran quedar sin sus recuerdos
ni sus versos de amor
y resistencias),
preparen la vida que les viene
y si de mis textos
sólo han sido publicados
escasos versos
o meras digresiones
como breves libros para niños,
tú amigo
tú amiga
antiguas amadas
o hijos de mi sangre
transcríbanlos
aunque sea
en aquella vieja máquina de escribir
que duerme al lado de mi cama,
guárdenlos en una gran caja de cartón
(las de abarrotes son las mas resistentes
y grandes, y tendrá que serlo
para casi ocho mil hojas carta u oficio
no recuerdo exactamente),
y entonces en el viaje que les resta
sean tan sólo un poco generosos
con mi fantasma
y repartan mis palabras
a camaradas y amantes,
como el viejo del Norte
aquel venido de Paumanok
lo hizo alegremente.
