Tasbih

Fesal Chain

Ayer en la plaza de La Victoria
mientras me preparaba para recitar tristes poemas
recordaba a mi abuelo Iemma Chaihn Hindi
aquel que emigró de India a la Palestina del amor
al Jordán de los olivos y parrones rebozantes de futuro vino
y en mi mano tenía el tasbih una ristra circular de 99 cuentas
parecida al rosario que las viejitas rezan en las catedrales y parroquias
y mientras las jóvenes mujeres ávidas de justicia
cantaban heridas contra el criminal
yo murmuraba en silencio Allāhu akbar Dios es el más grande,
y aunque yo no creo en Dios
si el ser humano domina al otro hasta el hartazgo
si convierte al hombre y a la mujer en jirones de carne
y hace de sus órganos pedazos de volátiles nervios y arterias
-pensaba-qué podrá haber entonces más grande
que todas los crueles tiranos y todos los seres vivos del mundo?
qué podrá ser de distinta naturaleza
a quienes hemos sido engendrados y que engendramos
pequeños ídolos que reparten sangre coagulada por la tierra?
dormí con el tasbih en mi mano murmurando en silencio Allāhu akbar
Dios es el más grande,
y aunque yo no creo en Dios
sabía que durante la noche los asesinos
convertirían en jirones de carne a los hijos de la tierra santa
usurpada por hombres que se creen dioses
demonios de azules ojos y de garras de metal.

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