Poema en prosa basado en La Isla de los Muertos de Arnold Böcklin, con música de Rachmaninov


(Nota: Se recomienda poner los videos que están al final de página e ir leyendo el texto y escuchando la música. y si es posible, abrir la pintura en una ventana o pestaña aparte e irla observando a mayor tamaño.)

Reseña de la pintura


Fesal Chain


Parte 1

Las grietas de la montaña, asemejan las arrugas profundas del tiempo que vendrá a mi cuerpo, los cipreses coronan mi caminata bajo el cielo de un viento lleno de cenizas como carbones que vienen desde lejos. Mi pelo ya no es pelo, sino una gruesa tela que hiere mis hombros y mi espalda, mis pies son las pezuñas prometidas, desde el día de mi nacimiento, soy aquel que nunca quise ser, soy el hijo del olvido y de la madre cuervo. Mi barca con sus ojos panópticos observa mi caminata hacia las cumbres, mi escapada final al infierno alado que me tienta.La montaña es también castillo y cáscara de sal, mi vivienda ahogada en los gritos de quienes me antecedieron en la historia famélica y en la desgarradura de un amor deshecho.

Parte 2

Nací en la villa pobre de la palabra sin ideas. Solo tintineo de monedas, mesones y telas que escarchadas, pretendían arropar al pueblo herido. Hombres y mujeres de odio ancestral y carcajadas esperaban el turno de la guadaña y la venganza. La escuela no era sino, funcionarios de un dios cruel bailando al son de entierros clandestinos y fosas de agua.

Parte 3

Mi juventud temprana, en un tiempo maldito por espíritus de carne descompuesta, fue la boca ahogada de quien camina descalzo por laderas de nieve y piedras, 50 años de la mente en torbellino, buscando lo que no se bebe en esta tierra, con mis manos hundidas en el barro putrefacto, tomando uno a uno los huesos derretidos de los héroes, que con cuencas y lenguas rodeaban mi estadía.

Parte 4

Calculé en el paseo de un verano cualquiera, por calles asfaltadas y blandas, que viviría acaso 10 lustros más de penitencias, no me equivoqué, si en realidad la vida se divide en dos grandes columnas y batallas. Erguido como el mono que mira la sabana, puse los ojos en la línea horizontal de la miseria, nadie puede ser vanguardia si adelanta con su cabeza puesta en viajes infinitos, a la muchedumbre claveteda. 50 años de vida solitaria, durmiendo al borde de los juegos de aquellos que se contentan con la muerte.

Parte 5

Fue en una noche más noche que la totalidad de noches de mi vida, en que el hombre de sombrero rojo y telas de oro y cobre, o acaso era una mujer sin estridencias, me tomó de la mano para sacarme del encierro, habían bastado los 100 años que pasé de pez a mono soberbio engalanado. Bajamos al puerto y subimos a la barca difusa en sus contornos, que llevaba algún regalo, o acaso mi ataúd envuelto en velos. Viajamos días enteros con oscuridades pegadas a las sienes, por un mar sin torbellinos ni deseos.

Era una barca antigua, sin sus remos. El mar calmo nos rodeaba, como una sopa caliente llena de criaturas inventadas. Llegamos entonces, a la Isla de los Muertos, dos columnas de roca en paralelo, con enorme cipreses en su seno, nos esperaba un portal siniestro, la entrada al futuro de mis sueños. Una de sus ventanas, pues a la vez que isla, era mi aposento, reproducía los saltos de agua de las cordilleras de mi pueblo. Me bajé de la barca, el hombre o la mujer me miró desde la orilla.

...Así, mi pelo ya no es pelo, sino una gruesa tela que hiere mis hombros y mi espalda, mis pies son las pezuñas prometidas desde el día de mi nacimiento, soy aquel que nunca quise ser, soy el hijo del olvido y de la madre cuervo. Mi barca con sus ojos panópticos mira mi caminata hacia las cumbres, mi escapada final al infierno calmo que me tienta. La montaña es también castillo y cáscara de sal, mi vivienda ahogada en los gritos de quienes me antecedieron en la historia famélica y en la desgarradura de un amor deshecho.



Parte 1: La Isla de los Muertos de Rachmaninov, ver y escuchar aquí:
Parte 2: La Isla de los Muertos de Rachmaninov, ver y escuchar aquí:

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