Yo hablo con la historia
Le cuento mis cosas
escribiéndole con cierta ternura
y algo de nostalgia
mis angustias
mis penas
mis resistencias
mis miedos y fortalezas,
e imagino sus ojos pequeños
y su nariz respingada
o su voz de eterna fumadora.
Creo que a través de su figura
también le hablo a él
a su risa
a su cabeza sobre los miles de papeles
sobre los cientos de libros
sobre los mimeógrafos manchados
sobre los dibujos del cerebro,
porque trato desde estos cerros
en la penumbra de la patria
y en el ahogo de la tierra
de enraizarme con la historia,
tal como lo haría el cutral
pegado al litre, al avellano,
al chilco o al eterno maqui.
