Yo partiré



UNO
El pueblo, real y concreto, pasea sus cotidianidades por las calles frías, suenan los cables de alta tensión en Las Torres, el joven ciego toca su batería, la mujer con la sonrisa, hace el pan de media tarde, el pueblo real y concreto en el olvido de los líderes y economistas, de obispos y caridades clasemedieras, de burócratas y rostros de tevé.

DOS
Mi motocicleta tose ronca a la caída de la tarde, el sol amarillento sin calor, se detiene entre los cerros, salen los perros vagos a pelearse las bolsas de basura, el vagabundo se ríe solo con su caja de vino y un compadre imaginario, en Las Torres se despide una madre de su hija, se cierran las puertas de las casas y cojea el último hombre.

TRES
La Señora María, (no me deja que le diga señora) me mira con ternura, José, su hijo, palpa mis manos con sus ojos que no miran, sonríe, que hago aquí me pregunto, si ellos luchan por sí mismos, son poderosos, se escuchan las sirenas en la plaza, yo escribo, han recogido la fuerza del día, la han hecho jugar entre sus cuerpos y destinos, escribo de sus almas que preparan la nostalgia, la dignidad de cada cosa y de su cuerpos, para el futuro que llega; en Las Torres siguen ululando las sirenas...

CUATRO
Yo partiré, ellos se quedarán en sus terrenos, de explosiones y de niños jugando en las esquinas, quiero irme a otros lugares pero quiero quedarme entre sus bocas, fui lo que soy, un advenedizo, un transeúnte débil entre pobrezas, un amigo quizás, un compañero de brochazos y peleas. No lo sé, mis carencias me han presionado a abandonar las calles nuestras, Esteban seguirá su periplo de inventos y vecinos, yo por mi parte recorreré otros pasajes de esta tierra. Y quedarán en Mapocho abajo, en Huelén o por La Herminda entre sus plazas, algunas imágenes, y viejas hojas con poemas.

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