Sensualidad pagada

Fesal Chain

Amanezco eufórico
cómo no, si todo el día
podré llegar a tener grandes oportunidades
las necesito
hay que confesarlo,
pero no las trae el día
ni nadie llega realmente
hay que salir,
pero me cuesta tanto salir
siempre me costó
desde el sur, ahí era preciso quedarse
la lluvia, el frío, la penumbra,
luego en Santiago, era preciso esconderse
nada bueno presagiaba salir al descampado,
todavía me da mucha risa esa mala novela
de Donoso sobre la dictadura
en que uno de los personajes andaba
con una metralleta por las calles,
Se notaba que Pepe vivía en España
en un pueblito de cabras o algo así,
pero creo que ni el medio ambiente ni el ambiente medio
tienen nada que ver en esto.

Siempre envidié a Serge Gainsbourg
cuando lo veía encerrado en su departamento
sucio, mal vestido
con esos cafés negros
y los maravillosos Gitanes por toda la mesa
colillas, cenizas,
no a Pepe Donoso realmente
que me lo imaginaba tan compuesto
en una especie de oficina
o sala perfectamente limpia,
nada contra Donoso
pero escribir sobre un obsceno pájaro
en conventillos de mala muerte
con viejas hediondas y pobres
no tenía nada que ver con su vida.

A mi me gustó siempre más la vida de Gainsbourg
lo que trasunta aún y esa íntima relación
con su obra
debe ser porque a pesar de que parezco otra cosa
yo también soy un romántico retraído,
me da ansiedad la muchedumbre
los eventos masivos
las mesas de conversación
no fobia
no
una cierta ansiedad
de saber que nada de eso queda
que nada de aquello
queda para nadie,
para ser sincero y no quiero ofender,
creo que las personas sólo se miran el ombligo
incluso cuando hacen el bien
es para sentirse bien ellos
nosotros animales literarios
hablamos de nosotros
es cierto,
pero yo diría más bien desde nosotros
pues somos observadores
de la gente
de sus manías
de sus dolores
de sus humores
de sus paranoias
de sus miedos
sabemos que están ahí,
que no son una revista
o un libro
o qué se yo
cosas,
nosotros somos profesionales de la observación
del ombligo de los otros
pero no lo comparamos con el nuestro, no,
vemos desde nuestras manos y pupilas
está claro? (suena como una orden pero no lo es)
entonces para ser doblemente sincero,
envidio a Gainsbourg
lo envidio profundamente
y espero poder obtener
al menos
una monedita
de mi trabajo
por
el
amor
de
Dios
(acá no (se) remata).

Así en mis últimos
50 años me quedo
en mi departamento
encerrado
sucio, mal vestido
con esos cafés negros
y los maravillosos Gitanes por toda la mesa
colillas, cenizas,
y no como un viejo burgués
con olor a vetiver de puig
rodeado de viejas burguesas
y escribiendo sobre lo que no tengo idea,
o como un viejo hediondo
y pobre
tirado en un conventillo de mala muerte
rodeado de las hermanitas de los mismos.

Si
quiero a mi Jane Birkin
y mi sensualidad
pagada.







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