El Patricio Fernández que conozco
especial para SITIOCERO
Con Patricio Fernández converso desde hace al menos 4 años. Él y yo sabemos que tenemos miradas divergentes del mundo social, cultural y político. En algunas ocasiones radicalmente distintas, sin embargo no sólo podemos y queremos conversar, sino que consideramos que al hacerlo nos nutrimos.
Ciertamente respecto del diseño general de la conmemoración del golpe en torno a aunar voluntades o consensuar miradas con la ultraderecha, tengo mis desacuerdos conceptuales de fondo. Y aún desde esas diferencias me parece siempre un aporte poder aportarle mis ideas y que él me entregue sus reflexiones.
Vi el programa en el que participó junto a Manuel Antonio Garretón. Y lo que, a mi juicio plantea en el transcurso de todo un intercambio de ideas, es que dónde jamás podremos los chilenos encontrarnos, es en las causas del golpe y de su legitimidad. De ahí su afán de querer establecer en el proceso del golpe un punto simbólico en el tiempo, para lograr un nunca más sobre las simultáneas e inmediatas barbaridades cometidas, y así lo dijo:
“Pongámoslo en el momento en que despegan los aviones que van a bombardear La Moneda, ni siquiera cuando la bombardean. Vamos a acordar que ese no es el camino de solución de conflictos”.
Este debate entre un periodista y escritor y un sociólogo, ambas figuras importantes del quehacer nacional, han sido, son y serán siempre el tipo de intercambio intelectual por antonomasia. Adentrarse en lo que yo llamaría el laberinto de la historia. Observar las motivaciones de los actores respecto no solo del golpe sino de la Unidad Popular.
Pretender que sea una fijación política de verdades simples, de mera causa efecto, inamovibles y oficiales, es un sinsentido. Por mucho que uno de sus participantes tenga un cargo oficial¹, que por cierto y por suerte, no lo transforma en un mecánico vocero de las certidumbres o ideas graníticas de otros.
Patricio es, me atrevo a decir sin dudarlo, un socialdemócrata, jamás un fascista o alguien que niega el enorme daño del golpe y la dictadura y que justifica ambos fenómenos en nombre de la economía y del orden. Si eso se entendió de su alocución, entonces valdría más que ahondemos en la incapacidad de algunos de comprender lo que escuchan o de interesadamente atribuir mensajes parciales ya sea porque los ciega su construcción del mundo o su afán de control.
En esto, me van a perdonar mis amigos y amigas de toda una vida, que respeto y que entiendo desde sus sufrimientos, porque el sufrimiento de ustedes es sin lugar a dudas, mi herida, la de millones y la del Chile democrático, pero yo prefiero a Fernández con sus aciertos y divagaciones, en suma con su afán comprensivo, que la sesgada interpretación de un otro y la cancelación del debate intelectual, para en definitiva terminar imponiendo una verdad única, que no transforma el viejo mundo, ni construye una nueva realidad capaz de superar aquel momento gris y amargo de Chile, y sobre todo al fascismo interior y político de millones de chilenos.
¹ Las organizaciones de DDHH y sectores políticos de izquierda de la coalición gobernante, pidieron la renuncia del asesor presidencial de los 50 años del Golpe de Estado. Fernández presentó su renuncia voluntaria el miércoles 5 de julio.