La tragedia de Chile


Fesal Chain

Pueden existir y de hecho existen múltiples análisis sobre la derrota política y sobre todo cultural de la izquierda mundial y chilena. Es decir, discursos racionales sobre ello. Desde estos se han construido relatos políticos diversos, que les permite a quienes los realizan seguir en actividad dotando a sus vidas particulares y sociales de un sentido determinado y convocando a un exiguo porcentaje de la ciudadanía. 

Muy por sobre esos discursos intelectuales y políticos, está el tan manoseando pueblo, la gente, que sabe muy bien, pues lo siente en su cuerpo y lo vive, que al menos desde 1973 en Chile se construyó la victoria estratégica de la derecha, de su sistema político, social y económico y el triunfo de su escala de valores o disvalores, y que para tal finalidad ocupó todos los medios posibles, incluida la violencia extrema, el crimen, la tortura, en suma el genocidio. 

La derrota de la izquierda es evidente y se construyó sobre la tragedia. Es cosa de aguzar el ojo y recorrer la historia de ese crimen, de cómo a través de él se fueron truncando no solamente vidas concretas sino proyectos comunitarios, sociales, voluntades de transformación y de humanización. 

Ni a través del derrotismo depresivo, ni del voluntarismo maníaco o del mero esfuerzo administrativo del modelo, se puede asumir la realidad ni transformarla. No hay un único camino, pero al menos hay derroteros más sanos: primero asumir la realidad trágica, luego hacer el duelo y finalmente preguntarse qué hacer en tan nuevas y difíciles circunstancias. 

Cualquier camino distinto a lo anterior y en especial el de creer que levantando banderas y puños, repitiendo las mismas monsergas y propagandas míticas de toda la vida y las canciones y murales de antaño es posible transformar algo, no sólo es un autoengaño, sino un engaño para otros que termina siempre en una nueva derrota y en una nueva tragedia, donde las víctimas principales son los ciegos seguidores, quienes sueñan sin considerar la realidad y sobre todo y principalmente el pueblo, la gente, los más pobres que arrastrados por esperanzas vanas, son anulados por la fuerza y la violencia de quienes saben muy bien como mantener y dinamizar los privilegios.

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