La poesia, el fusil del corazón (1)




A Vera Schiller, agradecido profundamente
A Loly Cancino, con amor y admiración.


Hoy he recuperado mi fusil
la alegría que tengo
es inconmesurable,
como los granos de arena
de una playa cualquiera
donde lobos tranquilos
retozan al sol.

Quedó botado
en un patio de Temuco
en ese oscuro lugar
donde los habitantes
sin nada que temer
o cómplices del terror
se quedaron inertes,
mientras nosotros
mi tío Ramón, la hermana
y yo junto a mi madre
llena de temor,
llevábamos
la casa herida
arriba de un camión.

Cuando pasamos
los puentes
los ríos y pueblitos
los muertos flotaban,
aullaban aún,
se confundían
con las piedras negras
de todo mi sur
desangrado sur,
los muertos sin féretro
los muertos horripilantes
como bolsas de basura
infladas
por un ciclón.

Pero hoy
he recuperado mi fusil,
el juguete
que mi papá
me había regalado,
de madera y de metal
con un corcho en su cañón.

Hoy por la tarde
lo he recuperado
y disparé con él
porotos y lentejas
y me reí como reía ayer.

Y desde hoy también
con más valentía
de cara al mundo
que no cesa
de dar vueltas
en su negación,
disparo a diestra
y siniestra la palabra,
el artilugio fantástico
que no mata
que me da vida
que te devuelve
sutilmente
tu gran amor.

Así
con el fusil
de ayer
con el regalo de mi padre,
y con el de hoy
que me he forjado
a fuerza de trabajo
de lenguaje
de emoción y de sudor,
saldré al mundo
como nunca antes lo hice
como nunca imaginé.

Y con mi pecho desnudo
al viento bravo
dispararé
una y otra vez
una y otra vez
mi poesía
la poesía
como novia engalanada,
la de siempre
la poesía delicada
que devela
mi verdadero yo,
y que cuando es tuya
es también
el fusil del corazón.


(1) Frase "robada" a mi querido y sabio amigo, el poeta chileno Mario Aguilar Benítez.

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