Borrador 12 de la poética

Busco en mí ser
Aquello que me
Reconstruye
Que alcanza la emoción
Fundacional de la vida
Que promete
Mucho más que el poder
Y la gloria
O la inmediata satisfacción
De la mercancía
Proposición délfica
Escucho los arreglos
De Gershwin
En mi vieja casa
Abandonada por el sol
De esta crisis en otoño
Violines desencantados
Que plañen sus desgarros
Nocturnos
Junto a Gershwin
Un cansancio que trasciende
La actividad diaria
Me envuelve
Después de haber escuchado
A Pablo
A Martí
A Lezama Lima
A Fidel Castro
A mí mismo leyendo
Y haber hecho
Rechinar los dientes
Y los mecanismos de la miseria
Después de haber escuchado
Al enano liberal
Correteando por los pasillos
De la casa abandonada
Por el sol de esta crisis de otoño
Mientras la madre
Aúlla su desencanto habitual
En el traje de hombre
Mal cortado
Y el cuerpo de la hija flota
En el Río de La Plata
Y la otra hija nueva
Le da de dentelladas
Como debió haber sido
Hace mucho
Escucho en la radio a un hombre
Convencido de sí mismo
Dice que no juega el juego
De los códigos de la política
Habitual
Que busca héroes
Y que las pérdidas humanas
No pertenecen a la trascendencia
Busco en mí ser
Aquello que me
Reconstruye
Y me gusta ese hombre
Sin embargo
Fue un asesino
Un esbirro de la bestia capital
Busco en mí ser
Aquello que me
Reconstruye
Y la revuelta de hace 50 años
Me estremece
Sin embargo
Las traiciones y las cárceles
Se suceden
Una tras otra
Y los gritos ahogados de la libertad
Que ya no llega
Se suceden
Como lamentos
Sin pausa
Sin detenimiento
La franja y la isla se hermanan
En su largo dolor de siglos
Provocados
Por unos y por otros
Busco en mí ser
Aquello que me
Reconstruye
Y la taza de té me da acidez
Y la soledad de este tiempo ido
Que ya no hará nacer ninguna criatura
Esta era sin parto ni partida
Ni meta
Me muestra la podredumbre
Y las promesas
Como troncos y ramas
Negras que se lleva un río
Profundo
Lleno de alimañas
Y ahogados de otro tiempo
Escucho los arreglos
De Gershwin
En mi vieja casa
Abandonada por el sol
Los violines permanecen
Gritan furiosos
Con chillidos cortos y largos
Mientras la madre
Aúlla su desencanto habitual
En el traje de hombre
Mal cortado
Y la hija nueva
Le da de dentelladas
En su cerebro muerto
Busco en mí ser
Aquello que me
Reconstruye
Que alcanza la emoción
Fundacional de la vida
Que promete
Mucho más que el poder
Y la gloria
O la inmediata satisfacción
De la mercancía
Y heme aquí
Escuchando la monumental
Música
De la gran manzana
Violines y timbales
Flautas dulces y traversas
Pianos desbaratados
Negros también
Como aquel río de muertos
Y de sacos de arena
Que se confunden con los muertos
El nogal que me desahucia el tiempo
Y la palabra
El agua que corre sobre la tierra del patio
Y la orada también habitualmente
La poesía que es un flujo
Continuo de hace ya
Treinta y seis años
Y unos meses
La unidad sin medida
Sin distancias
Sin relojes
Ni bodegas
El artesano en vidrio y en metales
Que me muestra el taller desvencijado
La caminata en la vereda ácida
Llena de piojos
Y de perros
Soñolientos
El olor de mi cuerpo
En las mañanas
Y el concierto
Para violín y orquesta
Para Sofía
Que ha terminado
Abruptamente
Con la respuesta
Diáfana a mi búsqueda
A mi proposición délfica
A mí mismo
Con su melodía que flota
Como una sola
Bruma
Como en Fray Jorge
O a orillas del mar
Invernal de mis caricias
Como arcanos
Dibujados en mi piel
Con tinta china
O como los arquetipos
Gigantes
De mí memoria antigua
Que no se traiciona a sí misma.

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